Peste negra
Origen y difusión de la epidemia En la primera mitad del s. XIV Europa fue víctima de diversas oleadas epidémicas (1315-17, 1340-42); pero ninguna tuvo la importancia de la Peste negra de 1348. Los que la sufrieron tenían conciencia de que aquella epidemia era algo realmente nuevo. «Esta fue la primera et grande pestilencia que es llamada mortandad grande», dice la Crónica de Alfonso X. En la época se dieron explicaciones fantásticas de este fenómeno. Unos creían que la p. procedía de la corrupción del aire, originada por la conjunción de tres planetas. Otros, entre ellos el famoso médico Alfonso de Córdoba, acusaban a los judíos de ser los sembradores del mal. En realidad, la catastrófica epidemia tuvo su origen en Asia, de donde pasó, por vía marítima, al continente europeo. Pero su rápido arraigo en Europa y los terribles estragos que causó fueron posibles por las condiciones específicas en que se hallaba este continente. A la inseguridad general, la corta esperanza de vida, los desastres de las guerras y la difusión de otras plagas, como la lepra, se añadía una crisis agraria muy aguda en 1340-48. Las malas cosechas significaban el alza de los precios y el hambre, lo que suponía un terreno abonado para la expansión de la peste.
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