José I Bonaparte
(Corti, República de Córcega, [actual Francia], 7-I-1768 – Florencia, Gran Ducado de Toscana, [actual Italia], 28-VII-1844). Rey de Nápoles de 1806 a 1808 y de España de 1808 a 1813. José I Rey de Nápoles y de España José I Bonaparte como Rey de España, por François Gérard (h. 1808). Óleo sobre lienzo, 203 × 125 cm. Rey de Nápoles 30 de marzo de 1806 - 5 de julio de 1808 Predecesor Fernando I Sucesor Joaquín I Rey de España 6 de junio de 1808 - 11 de diciembre de 1813 Predecesor Fernando VII Sucesor Fernando VII Nombre real Giuseppe Napoleone Buonaparte Nacimiento 7 de enero de 1768Corte República de Córcega(actual Francia) Fallecimiento 28 de julio de 1844Florencia Gran Ducado de Toscana(actual Italia) Entierro Los Inválidos París Francia Consorte Julia Clary Descendencia Zénaïde Laetitia Julie Bonaparte Charlotte Napoleón Bonaparte Casa Real Casa de Bonaparte Padre Carlo Buonaparte Madre María Letizia Ramolino Resumen Hermano mayor de Napoleón I Bonaparte, durante el Directorio fue diputado de los Quinientos, y cuando su hermano fue nombrado emperador, él ocupó el trono del reino de Nápoles, una vez depuestos los Borbones. En junio de 1808 ocupó el trono de España, pero pronto tuvo que huir ante el desastre francés en la batalla de Bailén. Subordinado al poder de su hermano, no reinó verdaderamente hasta 1809. Sus primeras medidas fueron suprimir la vieja administración y acabar con los restos del Antiguo régimen. En 1810, marchó con su ejército sobre Andalucía, donde se mostró como un monarca progresista. Sin embargo, su gobierno tropezó con muchas dificultades: el 8-II-1810 la zona al norte del Ebro pasó a depender de la administración francesa, lo que provocó descontento; Soult, en Andalucía, y Louis Gabriel Suchet, en Levante, donde actuaban como verdaderos virreyes, le hicieron perder su autoridad. En agosto de 1812, tras la batalla de los Arapiles, huyó a Valencia. Vuelto a Francia en 1813, fue lugarteniente del Imperio hasta 1814. Tras la caída de su hermano, emigró a EE.UU. y Reino Unido, y en 1841 se instaló en Italia. Vida y reinado Primeros años Nace en Corte (Córcega) el 7 de enero de 1768. Estudió Derecho, y no hubiera pasado de inteligente jurista si no le hubiese conducido a la política el papel desempeñado tras la Revolución Francesa por su hermano Napoleón I Bonaparte. Si no como militar, destacó como diplomático bajo el Directorio y el Consulado, participando en casi todos los tratados que firmó el nuevo régimen francés. Llegó a ministro en 1804, y en 1806 fue impuesto como rey a los napolitanos. En Nápoles pasó quizá los dos años más felices de su vida, y llevó a cabo con éxito un completo plan de reformas, que luego quiso repetir en España, cuando, en la primavera de 1808, su hermano le puso en el trono de Madrid. Su reinado no duró ni cinco años, porque el pueblo español se negó a admitirle como legítimo y se alzó en armas contra las tropas imperiales, que solapadamente se habían apoderado de las principales plazas militares de España. Rey de España (1808-1813) José I Bonaparte llegó a la península Ibérica a principios de julio, después de ser otorgado un estatuto constitucional a una Asamblea de Notables españoles, convocada por el propio Napoleón I Bonaparte. A pesar de ello, tuvo que abrirse paso por la fuerza para poder entrar en la capital; a los pocos días, recibida la noticia del descalabro napoleónico en la Batalla de Bailén, José I, con su corte y Gobierno, se replegaron a Vitoria, para asegurar mejor las comunicaciones con Francia. Fue Napoleón I Bonaparte en persona, quien al frente de su Grande Armée, le repuso en el Palacio Real de Madrid (diciembre de 1808), después de haber abolido el régimen feudal y castigado a los Grandes de España, que le habían sido infieles. José I inició su efectivo reinado en enero de 1809, contando con un pequeño equipo de españoles colaboracionistas, los afrancesados, con los que constituyó un gobierno. En el verano de 1809 se produjo una crisis, cuando las tropas españolas insurrectas, flanqueadas por los ingleses de Arthur Colley Wellesley, duque de Wellington, que habían desembarcado en Portugal, estuvieron a punto de expulsar a José I de Madrid. La batalla de Talavera de la Reina, empero, fue indecisa y sólo dio pábulo a las divergencias entre hispanos e ingleses, con lo que las tropas de José I, tras la batalla de Ocaña, lograron forzar los pasos de La Mancha (noviembre de 1809) y asegurarse el dominio de la Meseta Central castellana. Mientras tanto, José I había constituido su Consejo de Estado, a imitación del de París, pieza clave, juntamente con su Consejo Privado, de toda su administración y reformas (regularización de la Deuda pública, supresión de las órdenes religiosas y su secularización). Aprovechando su inmejorable situación, quiso dar José I un golpe mortal a la Junta de Sevilla, erigida en Gobierno legítimo español. En enero de 1810, juntamente con un fuerte ejército y varios de sus ministros y consejeros de Estado, penetraron las huestes josefistas en el Mediodía andaluz, conquistando Córdoba, Sevilla, Málaga y Granada, y dictando disposiciones «benéficas» en ellas; mas no pudieron con el último reducto de Cádiz, protegido por la escuadra inglesa, que sería escenario de la convocatoria de unas Cortes que dieron a la luz, en 1812, la primera Constitución liberal española, y una de las europeas. Dejando en Andalucía al mariscal Soult como su lugarteniente, y al comisario Montarco como supervisor civil, José I volvió a Madrid en mayo de 1810. Pero ya entonces Napoleón I Bonaparte, que había malvisto los éxitos de su hermano y su recibimiento triunfal en Andalucía, hizo publicar los cuatro famosos decretos del 8 de febrero de 1810, según los cuales Cataluña, Aragón, Navarra y Vizcaya, o sea, las provincias de la margen izquierda del Ebro, serían administradas por unos gobernadores generales, quienes aplicarían la integridad de sus rentas al ejército napoleónico ocupante. Las protestas de José I sobre este intento de desmembración de España fueron vanas. Sin embargo, José I mantuvo allí una autoridad nominal, mas no en Cataluña, en donde Augereau, y luego sus sucesores (Macdonald, Decaen) gobernaron siguiendo las instrucciones recibidas directamente de París. José I Bonaparte, rey de España. Museo Municipal, Madrid. Pese a las gestiones hechas por José I para que su hermano revocase los decretos del 8 de febrero y pese a haberse valido en París de su esposa y de otros dignatarios y haber enviado a dos ministros (Miguel José de Azanza y Almenara), como embajadores extraordinarios para discutir y neutralizar el asunto de los gobiernos militares susodichos, pese a que también él en persona acudió a París en abril de 1811, con ocasión del bautizo del rey de Roma, no logró más que la promesa de una subvención mensual, reembolsable al final de la guerra. Pero ni consiguió el título de general en jefe de los ejércitos imperiales en España, como deseaba para hacer respetar su autoridad a los distintos mariscales que operaban en la Península Ibérica, ni tampoco pudo evitar que la anexión de Cataluña al Imperio francés se hiciese efectiva (enero de 1812), ya que no legalizada por un senadoconsulto imperial. Altos funcionarios franceses (intendentes, prefectos, subprefectos y directores de servicios), surgidos todos ellos del Consejo de Estado napoleónico, acapararon todos los puestos civiles de la Administración catalana, comunicándose en todo con los ministros del Gobierno de París. José I protestó y también quiso contestar a la maniobra napoleónica con una nueva división prefectural para toda España y con una hipotética convocatoria de Cortes generales para replicar a las de Cádiz. Sólo al fin Napoleón I Bonaparte le concedió la jefatura de todos sus ejércitos en la Península Ibéricas, cuando en 1812 estaba enfrascado en la campaña de Rusia, que fue el mayor desastre para la Grande Armée. Derrota y retirada francesas Después de un periodo de escasez (como resultado de unas malas cosechas en toda la Europa occidental) y de hambre atroz en Madrid (1812), la retirada paulatina de los imperiales en España debilitó sobremanera los efectivos que en la Península contaba José I. El mariscal Marmont, que operaba en la frontera portuguesa, fue vencido por Wellington en la batalla de los Arapiles (julio de 1812), hecho que acarreó la evacuación de Madrid y el repliegue de las tropas de José I y hasta de sus ministros y demás funcionarios a la ciudad de Valencia, en la cual el mariscal Louis Gabriel Suchet había conseguido crear un ambiente seguro y apacible. También las tropas de Soult, del Mediodía, tuvieron que hacer este periplo para no verse desbordadas. Y aunque estos tres cuerpos de ejército lograron desalojar a Wellington de Madrid (noviembre de 1812), poco tiempo pudo ya quedarse en él José I. Exilio americano y últimos años de José Napoleón En la primavera de 1813, una contraofensiva del duque de Wellington le hizo dirigirse otra vez a la frontera (Valladolid, Burgos) hasta que, tras la Batalla de Vitoria, José I, fugitivo a Francia, cesó en su azaroso reinado español (junio de 1813). Tras la derrota de Waterloo, se le permitió ir a los Estados Unidos de América, donde vivió como conde de Souvilliers y se dedicó a obras de beneficencia y a proteger a los bonapartistas emigrados por medio de la masonería hasta 1841. La Revolución de 1830 en Francia le hizo confiar en su rehabilitación, y con tal motivo pasó a Inglaterra; pero al no conseguir sus propósitos fijó definitivamente su residencia en Florencia, donde muere el 28 de julio de 1844, pero fue enterrado en París a la derecha de su hermano Napoleón I Bonaparte en el Hotel de los Inválidos. Bibliografía • Luis DÍAZ-TORREJÓN. Cartas Josefinas: epistolario de José Bonaparte al conde de Cabarrús (1808-1810). Sevilla: Fundación Genesian, 2003. ISBN 84-932191-5-0. • Rafael ABELLA BERMEJO. José Bonaparte. Editorial Planeta, 1997. ISBN 84-08-01954-6. • Rafael ABELLA BERMEJO. La vida y la época de José Bonaparte. Editorial Planeta, 1999. ISBN 84-08-02620-8. • Carlos CAMBRONERO. José I Bonaparte, el rey intruso: apuntes históricos referentes a su gobierno en España. Madrid: Alderabán, 1997. ISBN 84-88676-30-1. • Joan MERCADER. José Bonaparte, rey de España (1808-1813): estructura del estado español bonapartista. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, 1983. ISBN 84-00-05320-6. • Miguel ARTOLA GALLEGO. Los afrancesados: Segunda edición. Alianza Editorial, 2008. ISBN 978-84-206-4874-3.
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