El Muro de Berlín
La Guerra Fría El muro no respetó ni casas, ni iglesias, ni calles. Con arreglo a los acuerdos cuatripartitos entre los vencedores de la guerra, Berlín se había dividido en sectores bajo el control conjunto de las cuatro grandes potencias (Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia). A plena luz, a cualquier hora del día, era posible cruzar sin controles del sector oriental a los occidentales, o al revés, sin necesidad de aguardar a que la Puerta de Brandemburgo quedase envuelta en las brumas de la noche. De un solo paso sobre el asfalto se atravesaba de los dominios del Kremlin a los de la Casa Blanca, del sector soviético al norteamericano. Berlín era por aquel entonces un boquete abierto en el telón de acero.
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