Concorde (aeronáutica)
El final de un avión puntero Tras el inicio de la guerra de Irak, British Airways recortó sus vuelos de Londres a Nueva York, por falta de clientes, y en Air France, el índice de viajeros cayó por debajo del 20%. Air France explicó su cese por el deterioro de los resultados económicos de esta línea observada durante los últimos meses y que se aceleró desde el principio del año debido a la bajada de la demanda y al fuerte aumento de los costes de mantenimiento. El cese de actividad costó a Air France entre 50 y 60 millones de euros, por la amortización del almacenamiento de las piezas de recambio, pero evitará que sufra una pérdida anual de entre 30 y 50 millones de euros, mientras que British Airways gastará 121,7 millones de euros. El Estado francés, accionista mayoritario de Air France dijo que respetaría cualquier decisión sobre el Concorde, incluida la suspensión de su explotación. El Gobierno británico recibió el 22 de junio de 2003, una oferta de siete millones de euros por los Concorde por parte de Richard Branson, dueño de la aerolínea Virgin, en la que expresaba su interés en hacerse con ellos para crear un Concorde de "segunda clase", comprometiéndose a hacerlo rentable. Pero el Gobierno británico comunicó a Branson que no intervendría para salvar al avión, ya que según la ministra de Comercio e Industria, no hay antecedentes de una intervención del Gobierno en este asunto. En el Reino Unido, el Concorde es propiedad de British Airways desde que en 1980 la compañía fue privatizada, pero Branson alegó que el Gobierno debía intervenir pues este avión había sido pagado por los contribuyentes. Branson apeló directamente al primer ministro británico Tony Blair para intentar salvar al Concorde, sin éxito, y realizó una campaña para evitar, que habiendo una compañía que estaba dispuesta a mantenerlos en funcionamiento, fueran retirados del servicio. Un portavoz de BA subrayó que "hemos dejado claro que el Concorde no hará vuelos comerciales a partir de octubre de 2003, debido a que la baja demanda no compensa el alto coste de su mantenimiento". Dadas estas reticencias de BA, Branson realizó una propuesta alternativa consistente en la creación de un patronato que permitiera el funcionamiento de dos aviones supersónicos para vuelos semicomerciales. Para esto, él aportaría al Patronato un millón de euros, a fin de mantener operativos los Concorde con base en las instalaciones de la compañía British Aerospace en Bristol (Inglaterra), donde se fabricó el avión. A pesar de estas ofertas, tanto BA como Air France continuaron con la finalización programada del vuelo del "Pájaro Blanco".
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