7 de Julio : 16
7 de Julio : 16 de Benito Pérez Galdós Desde el aciego día 30, célebre por la formación, la clausura de las Cortes, los alborotos, los contrarios vivas y el asesinato de Landáburu, en la humilde casa de la calle de las Veneras no hubo un instante de sosiego. Ambos departamentos, el de Naranjo y el de Gil de la Cuadra fueron teatro de sentimentales escenas, ora de desconsuelo y angustia, ora de mortal duda y temor. El buen Naranjo, que no era hombre de grandes hígados, no daba dos cuartos por su existencia, según estaba de medroso y aterrado. Transcurrían las horas en expectación dolorosa, y como el terrible conflicto político no se resolvía, Naranjo no podía yantar sobre manteles, ni dar lección a los muchachos. Bajaba sí a la clase, puntual como un reloj; pero no tomaba las lecciones, ni reprendía a los chicos, y la palmeta se cubría de polvo en un rincón de la mesa. El preceptor absolutista no...
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