La naturaleza de los volcanes Un volcán está constituido por tres partes principales: el cráter, la chimenea y la cámara magmática, que son las que posibilitan que, durante las erupciones, expulsen a la atmósfera gases y lava más o menos fluidas según su composición química. Por lo general, los volcanes se localizan en los límites de las placas litosféricas, aunque existen puntos calientes en el interior de las placas donde la actividad volcánica también es posible. Los volcanes que no dan muestra alguna de actividad eruptiva se les denomina volcanes extinguidos, mientras que a aquellos que se les conoce una actividad en tiempos históricos se les llama volcanes activos, a pesar de que esa actividad eruptiva sea intermitente, dado que los periodos de paroxismo alternan con otros periodos inactivos.