Vida y obra Como su padre, fue enemigo personal y político del condestable Álvaro de Luna y participó, como aquél, en las pugnas constantes que, durante el reinado de Juan II de Castilla (1406-1454), enfrentaron al sector realista, favorable a Álvaro de Luna, y al sector nobiliario, apoyado por los infantes de Aragón, así como en las luchas civiles que salpicaron repetidamente el reinado de Enrique IV el Impotente (1454-1474). Combatió, así pues y en primer lugar, a favor de la libertad de su padre, encarcelado por el rey (1437), ayudó a la fuga de aquél (1438) y, en una de las batallos decisivas en la confrontación entre los realistas y la facción nobiliaria, la batalla de Olmedo (1445), perdió las tierras y posesiones de las que era dueño, aunque, unos años más tarde gracias a una maniobra política por la que logró situarse en un punto de no confrontación con Juan II, consiguió recuperarlos (1451).