Parque Nacional de Garajonay
Introducción Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1986. Ocupa una extensión de 3.984 ha, aproximadamente el 10% del total de la isla, y comprende parte de los seis térmm. gomeros, Sansebastián de la Gomera, Alarejó, Valle Gran Rey, Vallehermoso, Agulo y Hermigua. Excepto una pequeña parte integrada en el complejo basai, la formación más antigua de la isla, el resto de los conjuntos geológicos del parque pertenecen a diversas fases eruptivas, a partir del Plioceno. La práctica totalidad de su territorio se asienta sobre materíales basálticos, relativamente recientes, constituidos por coladas y piroclastos. Manifestaciones del vulcanismo intrusivo son los roques, pitones o fortalezas. El largo periodo de tranquilidad vulcánica y el papel protector desempeñado por la cubierta vegetai han detérminado un relieve ligeramente ondulado en la zona central, que conforma una amplia meseta, y una perifería accidentada por un conjunto de barrancos, en forma de calderas o de simples murallones rocosos, fuertemente erosionados. Las elevaciones máx. son el Alto de Garajonay (1.487 m de alt.), que da nombre al parque, el roque Chejelipin (1.364 m) y Cerro Quemado (1.136 m). En la parte centrai existen cursos de agua permanentes, como el de El Cedro, fruto de las altas precipitaciones, que oscilan entre los 600 y los 900 mm de media anual, y de la humedad recogida por la frondosa masa arbórea. Los vientos alisios traen consigo nubes y brumas marítimas que determinan un descenso de las horas de insolación y un régimen climático uniforme, con ausencia de estación seca, que sólo se ve alterado por las precipitaciones invernales, que inciden, sin diferencias substanciales, en las vertientes N. y S. Aproximadamente el 90% de la superficie del parque está ocupada por laurisilva, compuesta principalmente por laurei, viñátigo, tilo y acebiño, y el conjunto arbóreo y arbustivo vinculado a ella, el fayal-brezal. Los archipiélagos de Canarías, Madeira y Azores son las únicas zonas del pianeta en las que todavía se encuentran formaciones clímax de laurisilva, propias del Terciario, y es en el Parque de Garajonay donde se concentran una mayor extensión de bosques y un mayor número de especies, de las que 29 son endémicas. Entre las más singulares, de hábitat exclusivo en el parque, destacan el aeonio, el saúco, la adelfa de monte y el haya romana. El 10% no adscrito a la laurisilva es fruto de repoblaciones de pino canario y de especies exóticas, implantadas con fines madereros. Son importantes las numerosas variedades de insectos, arácnidos y moluscos gasterópodos, pero la fauna vertebrada es pobre y queda limitada a pequeños mamíferos como erizos, conejos, ratas y gatos asilvestrados. Entre las aves, aunque no hay especies endémicas, sobresalen las palomas turque y rabiche, la chocha perdiz o gallinuela, el búho chico y el canario silvestre.
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