Introducción Terreno público o privado destinado al recreo, al descanso o al paseo, generalmente rodeado de árboles y embellecido con plantas ornamentales. Una de sus principales características es su constante oscilación entre la naturaleza y el artificio, entre la cualidad eterna de la piedra inmutable y lo instantáneo y efímero del escenario natural, que sólo en parte se somete a la voluntad estilística de su creador. En atención al tratamiento de estos elementos, se pueden distinguir dos tipos de parques o jardines: el clásico y el paisajista. El jardín clásico responde a la voluntad de crear un efecto duradero y permanente, tanto en la idea general que lo articula como en los elementos sólidos y el tratamiento de los elementos vegetales, que se manipulan mediante diferentes técnicas de jardinería, como la poda, con el objeto de que adopten la estabilidad de la arquitectura. El jardín paisajista, en cambio, se opone a la manipulación de la naturaleza y tiene en cuenta el crecimiento y la vitalidad de las plantas, los valores lumínicos de la atmósfera y los cromáticos de los cambios estacionales. En cualquier caso, sea cual sea su idea creativa de base, el parque es un modo de tomar posesión de la naturaleza.