Introducción No sería correcto afirmar que la conversión de los Estados Unidos en gran potencia mundial es un hecho que arranca de la Segunda Guerra Mundial. Su configuración como tal fue un proceso gestado a lo largo ya de toda la primera mitad del siglo XX e incluso desde el último cuarto del siglo XIX. Los grandes progresos industriales en los ámbitos de las comunicaciones basadas en la revolución eléctrica de la mecánica (teléfono y telégrafo) y el uso de nuevas energías (el petróleo, sus derivados y la industria de la automoción) tuvieron en aquel país su punto de arranque, mientras que, globalmente, se configuraba una realidad económica con inmensas perspectivas. En ese sentido, por ejemplo, la crisis económica cuyo epicentro de referencia se sitúa en 1929 mostró ya lo que posteriormente ha sido una constante histórica: una crisis económica en los Estados Unidos implica a la economía mundial, aunque aquella crisis estaba también larvada en Europa. En última instancia, el crack de la Bolsa de Nueva York ha sido el leitmotiv más utilizado para referirse a la crisis generalizada de 1929.