Festival

En sus orígenes, los festivales están relacionados con la celebración ritual de festividades en honor a las divinidades de la Antigüedad, en las que junto a los actos religiosos tenían lugar danzas, representaciones dramáticas, competiciones deportivas y ejecución de piezas musicales. Se consideran como precedentes más célebres los Juegos Olímpicos desarrollados en la antigua Grecia. En la época del Imperio Romano se mantuvo la práctica de realizar manifestaciones religioso-lúdicas de carácter similar, que progresivamente asumieron elementos de la cultura oriental y dieron origen, en épocas posteríores, a los fundamentos de las celebraciones religiosas cristianas. El substrato mixto de tales festividades se mantuvo durante la Edad Media; de ellas derivó en algunos lugares de Europa una versión relacionada con las prácticas paganas autóctonas, que se basó principalmente en competiciones poéticas y musicales; las principales manifestaciones de este tipo en la Península Ibérica fueron los Juegos Florales, que mantienen en su denominación el sentido primitivo de competición que la palabra “juego” poseía en la Antigüedad clásica. Sin embargo, el más temprano desarrollo de todas estas manifestaciones hasta conducir al festival en su concepción actual correspondió a la música. A partir del s. XVII se generalizó en Europa, especialmente en Francia e Inglaterra, la costumbre de conmemorar la festividad de Santa Cecilia con funciones y representaciones musicales promocionadas por los gremios de músicos, generalmente con el propósito de recaudar fondos para fines caritativos.