Concilio celebrado en 1050 en el castillo de la antigua Coyanza (actual Valencia de Don Juan, León), diócesis de Oviedo (Asturias), a instancia de Fernando I el Magno, rey de Castilla. Presidido por él mismo, contó con la presencia de los obispos Cipriano, de León; Diego, de Astorga (León); Miro, de Palencia; Gómez, de Oca (Burgos); Gómez, de Calahorra (La Rioja); Juan, de Pamplona (Navarra); Pedro, de Lugo; Cresconio, de Iria y Santiago (La Coruña). El motivo de su convocatoria fue la necesidad de unificar eclesiásticamente los nuevos reinos conquistados. Para ello se decretaron 13 cánones que hacían referencia tanto a asuntos internos de funcionamiento de la Iglesia (imposición a los monjes de la observancia de la regla de San Isidoro o de San Benito, forma de santificar las fiestas, etc.), como a cuestiones de tipo jurídico (leyes por las que habían de regirse los nuevos territorios conquistados, derecho de asilo por parte de la Iglesia, etc.). Las actas del concilio...