Antonio Borja
Escultor activo en Asturias en la segunda mitad del s. XVII y primeras décadas del XVIII. Se instaló en Oviedo en 1680, adonde llegó desde Medina de Rioseco (Valladolid) para trabajar en el retablo de San Pelayo el Real junto con Alonso de Rozas, con quien se habría formado en el foco vallisoletano. Figura de transición entre ambos siglos, contribuyó a la difusión de la tipología del retablo dieciochesco en Asturias. En su producción, en su mayor parte destruida durante la Guerra Civil (1936-1939), destacan las imágenes de San Antonio en la iglesia de San Juan y el retablo de la capilla del Rey Casto, en la catedral de Oviedo, finalizado en 1719. Residió en Gijón, donde realizó pasos procesionales que manifiestan la influencia de Gregorio Fernández y de su maestro, de quien tomó la práctica de aplicar postizos a sus tallas, como en la de San Francisco en Cudillero. En algunas obras siguió el estilo del imaginero gijonense Luis Fernández de la Vega. Se le atribuyen...
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