XV. La Discipula Amada
Introducción Fleming es investido doctor honoris causa por la Universidad de Madrid (1948). FLEMING confesó a un amigo que su vida estaba rota. Y, efectivamente, los primeros días pareció que envejecía a marchas forzadas. Pero los trabajos del laboratorio no tardarían en devolverle su interés y vivacidad. Desde hacía algún tiempo, realizaba en el laboratorio estudios sobre la acción de la penicilina en el microbio proteus vulgaris, con la doctora Voureka, el doctor Hughes y el doctor Kramer. Su predilección por la doctora Amalia Voureka era ya evidente para muchos de los colegas del laboratorio. Pero la doctora griega era una mujer excepcional en muchos aspectos: poseía una gran inteligencia y un gran corazón, era una investigadora concienzuda y profesaba a Fleming la misma lealtad que él había profesado a Wright. El filántropo americano Ben May, que costeaba la beca de la doctora Voureka, en septiembre de 1949 ofreció al Instituto dos nuevas máquinas que permitían...
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