XI. El viaje a Indochina
El golfo de Tonkin Marco Polo no se dio cuenta de que fue la India y no China la que llevó la civilización a estos países, pero lo que dice de ellos es exacto, como siempre, aunque, también como siempre, la descripción se reduzca a los hechos más superficiales. Para llegar a la India hay que partir de Cantón y tomar rumbo oeste-sudoeste. Así se llega al golfo de Tonkin, y, desde allí, a mil quinientas millas al oeste, al reino de Champa, tributario del Gran Khan, al que hace entrega todos los años de veinte elefantes, los mejores de los que se encuentran en todo el reino. Mil quinientas millas más al sur se llega a la isla de Java. Pero antes introduce Marco una localización geográfica, muy interesante, de estas regiones, considerando que los europeos compatriotas suyos no habían oído hablar nunca de ellas y creían que más allá de la India estaba sólo el «desierto de los antropófagos». Dice Marco Polo, procurando ser convincente: «Este mar en que está situada la isla se llama el mar de la China, es decir, el mar que rodea a Mangi, pues los naturales de esta isla, cuando quieren decir la China dicen Mangi; pero la China está hacia levante, y tiene, según los pilotos y navegantes que la conocen, 7.448 islas, de las cuales muchas habitadas, y en estas islas no hay árbol que no sea aromático y que no tenga perfume fuerte y agudo, con maderas de gran utilidad, grandes como el alerce, y más grandes aún. Hay especias muy caras: pimienta blanca como la nieve y negra, ambas en gran abundancia. El oro abunda tanto en ellas que es maravilla, pero están tan lejos y se pasan tantas fatigas para ir a ellas, que no hay muchos que se lleguen allá. Y cuando las naves de Caiton o de Quinsay atracan a ella es siempre con gran provecho y ganancia. Pero para llegar a ellas tardan un año, pues van en invierno y vuelven en verano, porque los vientos son en esa época favorables, y al volver en estotra, uno sopla en popa en invierno y otro en estío. Esta región está muy alejada del camino de la India y os dije que se llamaba mar de la China, y quiero que sepáis lo que llamo mar Océano. Pues se dice mar de Inglaterra o mar de la Rochela; así, aquí mar de China y mar de Indias, pero todos estos son un común denominador, que es el mar Océano. »Ya os contaremos de estas regiones, porque están demasiado alejadas y no hemos llegado a ellas. Ni el Gran Khan tiene nada que ver allí ni le pagan tributo alguno». Desde Champa, y siguiendo hacia el sur, llegó Marco Polo a la desembocadura del Mekong. Cerca de allí, río arriba, se encontraba el reino de Camboya y la maravillosa ciudad de Angkor, la capital, pero Marco no lo menciona. En la península Malaya visitó un estado independiente «que tenía idioma propio» y que probablemente estaba poblado por gentes de raza shan, que habían llegado a tan remotas tierras huyendo de la invasión mongol. De Java dice que es la isla mayor del mundo y muy rica en toda clase de especias. Luego atravesó el estrecho de Singapur, que sólo tenía cuatro pasos de profundidad, teniendo que levantar el timón de su nave para que no tocara el fondo, y tomó la dirección noroeste bordeando la isla de Sumatra. Todas estas tierras habían pertenecido al importante reino hindú de Crivijaya, y en estos momentos empezaba su fragmentación. Por un lado había sido atacado por los shan fugitivos de los mongoles, y por otro, por los javaneses, que se apoderaron del estrecho de Singapur controlando así las rutas comerciales. Al derrumbarse el imperio, Crivijaya se dividió en numerosos reinos pequeños. De uno de ellos da Marco Polo un dato muy significativo: «Hubo en este reino unos negociantes sarracenos, que vinieron con sus naves y convirtieron a los indígenas a la ley de Mahoma (los de la ciudad, que los de los montes son como animales)». Esto significaba que ya entonces la religión musulmana había penetrado en el norte de Sumatra, difundiéndose rápidamente. Toda la isla de Sumatra, Java y Malasia adoptaron la fe del Islam, haciendo que desapareciera la cultura hindú de ellas, excepto de Bali, situada en el extremo oriental de Java. A partir de la escueta narración de Marco Polo, se puede reconstruir la situación político-religiosa de Indochina. Sabemos, por él mismo, que su civilización era hindú; que Kublai quiso apoderarse de ella e incluirla en el ámbito de influencia china; que los shan, avanzando desde el norte, empezaron a fragmentarla políticamente; y que los mahometanos, a través del mar de la costa occidental de la India y de Arabia, amenazaron su estructura social y religiosa. Cuando Marco Polo estuvo allí, la influencia hindú se acercaba a su fin. Además de la información general, Marco menciona hechos curiosos: la primera sorpresa que se llevó fue, al contemplar el cielo nocturno en una latitud tan al sur, comprobar la desaparición de la estrella polar y quizá también que ello no supusiera el fin del mundo, como se pensaba entonces. Habla de un animal muy grande con un cuerno en medio de la frente: el rinoceronte.
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