Rojo y negro: Capítulo XVIII
Rojo y negro de Stendhal Una rey en Verrières ¿Es que no servís más que para arrojar allá algo semejante a un cadáver de pueblo, sin alma y sin sangre en las venas? DISCURSO DEL OBISPO, en la capilla de San Clemente El día 3 de septiembre, a las diez de la noche, la llegada de un gendarme, que entró en la calle Mayor de Verrières a todo el galope de su caballo, despertó a la población entera. Era martes, y traía la noticia de que Su Majestad el rey de... llegaría a la ciudad el domingo siguiente. El prefecto autorizaba, es decir, exigía la formación de la guardia de honor, pues convenía desplegar toda la pompa posible. Inmediatamente fue despachado un mensajero a Vergy. El señor Rênal llegó durante la noche y encontró la ciudad loca de entusiasmo. Todo el mundo tenía sus pretensiones: los menos curiosos, o más positivistas, alquilaban sus balcones a los que deseaban ver la entrada del rey y carecían de ellos. ¿A quién confiar el mando de la guardia de...
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