Rojo y negro: Capítulo XLV
Rojo y negro de Stendhal ¿Será un lazo? ¡Ah! ¡Cuán cruel es el intervalo que separa la concepción de un gran proyecto de su ejecución! ¡Qué de vanos terrores! ¡Qué de irresoluciones! Se trata de la vida. -¡No! Se trata de algo más: ¡del honor! SCHILLER -Esto se pone serio... y un poquito demasiado claro- dijo Julián, tras breves momentos de reflexión-. Mi linda señorita puede hablarme en la biblioteca con libertad, gracias a Dios, absoluta, puesto que el marqués, temiendo que le enseñe las cuentas, no pone los pies en ella por nada del mundo. La marquesa y su hijo, únicas personas que aquí entran, se pasan la mayor parte del día fuera del palacio, y es sencillísimo acechar y ver cuándo vuelven, y la sublime Matilde, que en punto a nobleza no cede a un príncipe soberano, pretende que yo cometa una imprudencia abominable... ¡No está mal! «He dicho que la cosa se pone un poquito demasiado clara, y es la verdad. Quieren perderme, y si no perderme, al...
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