Proyecto Galileo
Aspectos técnicos El sistema Galileo estará formado por una constelación de 30 satélites - 27 operativos y 3 de reserva - seis más que el sistema GPS estadounidense. Dichos satélites, situados en tres órbitas circulares a 23.616 kilómetros sobre la superficie terrestre, lanzarán una señal de radio codificada constante que permitirá conocer en tiempo real la posición exacta de un cuerpo con un margen de error de 5 metros como máximo. Dicho margen se considera un gran avance, si se compara con los 36 metros del GPS, que tiene 24 satélites, y los 50-70 metros del Glonass ruso (21 satélites). La precisión se consigue midiendo el tiempo que tarda la señal en llegar al receptor, que calcula la distancia que la separa de los cuatro satélites con los que estará conectado. El punto de intersección de tres distancias ofrece la ubicación exacta de un cuerpo en tierra, mientras que la cuarta intersección precisa la posición en el aire y la altitud. Dos centros de control en tierra se ocuparán del correcto funcionamiento del sistema, que cubrirá cualquier lugar del mundo, incluidos los polos y zonas de sombra que tiene ahora el GPS estadounidense, gracias a que utilizará órbitas inclinadas a 56 grados con respecto al Ecuador. De ahí que no necesitará de los sistemas WAAS estadounidense o MSAS japonés, creados para compensar las deficiencias del GPS norteamericano, concebido en los años setenta. El sistema tendrá un alto nivel de flexibilidad, que permitirá reconfigurar las prestaciones desde el suelo para responder a las demandas del mercado. Las señales se podrán modificar desde tierra, una posibilidad que no existe en el sistema estadounidense GPS. Una vez desarrollados los satélites de primera generación, se empezará a preparar las tecnologías futuras para diseñar los satélites de reemplazamiento que funcionarán en 2020. En lo que respecta a los receptores, Galileo ofrecerá un estándar y todo fabricante podrá producir receptores y desarrollar aplicaciones y servicios basados en el sistema europeo, que está siendo diseñado de forma a garantizar su interoperatividad con el GPS estadounidense. En realidad, Galileo, que, previsiblemente creará 100.000 puestos de trabajo, es la segunda fase del uso de la tecnología de navegación por satélite en Europa. La primera fase fue iniciada por el sistema EGNOS (European Geostationary Navigation Overlay Service), también bajo la supervisión de la Comisión Europea y la ESA. EGNOS utiliza el sistema GPS y satélites geoestacionarios, situados a una distancia de 36.000 kilómetros de la Tierra y normalmente usados en telecomunicaciones y para las señales de televisión. El sistema Galileo tendrá las mismas aplicaciones que, de momento, tiene EGNOS pero con señales recogidas por sus propios satélites y no por el sistema GPS de EEUU, como ocurre en la actualidad.
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