Prefacio
Un día de 1937, en París, André Bretón me leyó un texto suyo en el que aparecía el nombre de mi hermano Giorgio de Chirico y el mío, a la cabeza de una lista de participantes en el movimiento artístico que luego se conoció como surrealismo. En dicho texto consideraba nuestros dos nombres como iniciadores de tal movimiento en los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial. De manera que los iniciadores —inocentes, pues— del surrealismo somos dos hermanos, hijos de la misma madre y del mismo padre, y hermanos tanto en espíritu como en la carne. Hablando de surrealismo, ¿cómo refutar las afirmaciones del jefe del surrealismo, de su teórico más reconocido? En lo que a mí concierne, acepto tal afirmación pero siento la necesidad de comentarla. El surrealismo es, según mi manera de ver y pensar, la representación de lo informe, de lo que aún no ha tomado forma; es la expresión del inconsciente, de lo que la conciencia aún no ha organizado. En lo...
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