Poemas en prosa: El hacedor del bien
Poemas en prosaEl hacedor del bien de Oscar Wilde Era de noche y estuvo Él solo. Y vio desde lejos las murallas de una vasta ciudad y se acercó a ella. Y cuando estuvo muy cerca oyó el jadeo del placer, la risa de la alegría y el sonido penetrante de numerosos laúdes. Y llamó, y uno de los guardianes de las puertas le abrió. Y contempló una casa construida con mármol y que tenía unas bellas columnatas de igual materia en su fachada, y sus columnatas estaban cubiertas de guirnaldas y dentro y fuera había antorchas de cedro. Y Él penetró en la casa. Y cuando hubo atravesado el vestíbulo de calcedonia y el de jaspe y llegó a la gran sala del festín, vio acostado sobre un lecho de púrpura a un joven con los cabellos coronados de rosas rojas y con los labios rojos de vino. Y se acercó a él, le tocó en el hombro, y le dijo: -¿Por qué haces esta vida? Y el joven se volvió y reconociéndole contestó: -Era yo leproso y tú me curaste. ¿Cómo iba yo a hacer...
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