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<pagequality level="3" user="LadyBots" /> — 93 — su cortesia, sus anchas y livianas cortezas con que se comenzaron á cubrir las casas sobre rústicas estacas sustentadas no mas que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad; todo concordia: aun no se había atrevido la pesada reja del corvo arado á abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella sin ser forzada ofrecia por todas las partes de su fértil y espacioso seno lo que pudieae hartar, sustentar y deleitar á los hijos que entonces la poseian. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle, y de otero en otero en trenza y en cabello, sin mas vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos...
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