Montes de Oca : 27
Montes de Oca Capítulo XXVII de Benito Pérez Galdós Retirose Ibero en un estado de agitación vivísima, pues la persona y circunstancias del reo, su figura, su palabra, su no afectada filosofía le trastornaban profundamente. Diera él por salvarle la vida parte de la suya; mas no estaban las cosas para esperar clemencia, ni había posibilidad de que por caminos indirectos e ilegales se desviase de la muerte la desgraciada vida de D. Manuel Montes de Oca. Fue a visitar al General Aleson para darle cuenta de las medidas tomadas para la seguridad del prisionero, de la resignación y estoicismo de este, y acordaron el plan de servicio para el siguiente día, que habría de ser en Vitoria día de luto. Tímidamente apuntó Ibero la idea de perdón; mas ni aun le dejó tiempo el General de expresarla por entero, y le mostró la orden de Rodil, disponiendo la inmediata ejecución del preso... ¡y hasta fijaba la hora, como suele fijarse la de una fiesta! Llena el alma de amargura...
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