Miguel Strogoff: Primera parte: Capítulo I
Una fiesta en el Palacio Nuevo -Señor, un nuevo mensaje. -¿De dónde viene? -De Tomsk. -¿Está cortada la comunicación más allá de esta ciudad? -Sí, señor; desde ayer. -General, envíe un mensaje cada hora a Tomsk para que me tengan al corriente de cuanto ocurra. -A sus órdenes, señor -respondió el general Kissoff. Este diálogo tenía lugar a las dos de la madrugada, cuando la fiesta que se celebraba en el Palacio Nuevo estaba en todo su esplendor. Durante aquella velada, las bandas de los regimientos de Preobrajensky y de Paulowsky no habían cesado de interpretar sus polcas, mazurcas, chotis y valses escogidos entre lo mejor de sus repertorios. Las parejas de bailadores se multiplicaban hasta el infinito a través de los espléndidos salones de Palacio, construido a poca distancia de la «Vieja casa de Piedra», donde tantos dramas terribles se habían desarrollado en otros tiempos y cuyos ecos parecían haber despertado aquella noche para servir de tema a los...
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