Mañas
Mañas de Godofredo Daireaux Don Nicolás Santillán tenía una especialidad singular: todos los animales de su propiedad salían mañeros. El hombre no era mal gaucho, al parecer; sabía domar, enlazar, desollar un animal, como cualquier otro, pero sería perseguido sin duda por la suerte, pues no sólo nunca podía conseguir un caballo sin maña, sino que hasta las mismas ovejas se le volvían resabiadas; y de sus hijos mejor es no hablar, pues eran los peores de la marca; sin contar que, desde chicos, empezaban a ser, ellos también, maestros para formar animales mañeros. Don Nicolás tenía, por supuesto, su buena tropilla de caballos; pero con una yegua madrina tan terrible para caminar maneada, que siempre, por la mañana, cuando iban de viaje, la tenía el amo que ir a campear lejos. Y raras veces, en estos casos, andaba todavía con ella cierto lobuno que, desde que lo habían asustado los muchachos con un cuero que arrastraban, no perdía ocasión de mandarse mudar...
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