Las mil y una noches:161
Las mil y una noches - Tomo II Y cuando llegó la 130ª noche de Anónimo Y CUANDO LLEGO LA 130ª NOCHE Ella dijo: "... ¿de qué pueden servirte, ¡oh pobre lisiado! todas las princesas y todas las jóvenes del mundo? ¿De qué han de servirte cuando te han dejado el vientre tan liso como el de una mujer?" Pero recordando las palabras de Aziza, me decidí a emprender las investigaciones necesarias, y a recoger los datos que me pudieran servir para ver a la princesa. Todos mis trabajos resultaron baldíos; nadie me supo indicar el medio que yo buscaba, y ya empezaba a sentirme completamente desesperado, cuando un día, paseándome por los jardines que rodean la ciudad, queriendo olvidar mis pesares con el espectáculo de aquel delicioso verdor, llegué a la puerta de un espléndido jardín de árboles magníficos, con cuya sola contemplación hallaba descanso el alma dolorida. Y en la tarima de entrada estaba sentado el guarda del jardín, un venerable jeique de simpático...
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