Las inquietudes de Shanti Andía: 131
none Pág. 131 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro séptimo Pío Baroja Allen sabía que en Liverpool, como en todos los grandes puertos, había enganchadores, comerciantes de hombres. Estos enganchadores acogen en su casa a los marinos sin empleo, les dan de comer y hasta algún dinero, y cuando viene un capitán que le falta marinería, se entiende con el enganchador, escoge sus hombres y paga las deudas con los anticipos de la soldada del marinero. Allen encontró uno de estos enganchadores y se vendió por unos cuantos chelines, que dio a su madre. Le llevaron de Liverpool a Amsterdam, y Zaldumbide lo rescató, pagando sus deudas y embarcándole en El Dragón. Allen era un buen muchacho, pero muy poco marino. Por más que yo intenté explicarle las maniobras, no pude. Miraba al mar como algo sin interés. Tenía espíritu de labrador. Otro hombre bueno en el fondo era Franz Nissen, el timonel. Hablaba muy poco, y nunca de su vida. Era un buen marino aquel...
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