Las inquietudes de Shanti Andía: 125
none Pág. 125 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro sexto Pío Baroja -No, no lo sabe. -¿Y por qué no se lo dijiste antes de que se marchara? -Me daba vergüenza. La muchacha ocultó la cara entre las manos y comenzó a llorar en silencio. -¡Ay ené! -decía de cuando en cuando, sofocando un suspiro. Yo la contemplaba emocionado. -Bueno, cálmate -la dije-. Aquí el único que sabe tu estado soy yo. ¿Qué piensas hacer? Vale más que te resuelvas pronto, antes de que noten tu estado. ¿Comprendes? -Sí, señor. -¿Qué te parece que hagamos? ¿Le escribimos a Juan? -Bueno. -¿Sabes sus señas? -Sí; va de Cádiz a Filipinas en un barco. -¿No sabes más? -No. -Debías enterarte del nombre del barco. -Bueno. Ya me enteraré. -Y mientras llega la carta y la recibe, si es que la recibe, ¿qué piensas hacer? ¿Ir al caserío? -No; al caserío, no. Mi padre y mis hermanos me pegarán. -Entonces, ¿quieres que yo se lo diga a la señora para ver qué...
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