Las inquietudes de Shanti Andía: 121
none Pág. 121 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro quinto Pío Baroja -No, nunca, a pesar de quie creo que tengo motivos. -Entonces, ¡adiós! Me tendió la mano, yo alargué la mía y me la estrechó con fuerza. Al volver encontré a mi madre un poco excitada. -¿Qué te pasaba? -la dije. -Nada, que al verle entrar he creído que venía mi hermano Juan. -¿Eh? -Sí. -¿Tanto se parece? -Es idéntico. El tal Machín era un tipo raro en todo: en su conducta, en sus parecidos y en las simpatías y antipatías que despertaba. Días después, una mañana de otoño muy clara y muy hermosa, Machín, con su criado, se embarcó en la goleta. Pasaron días, semanas, han pasado años: no ha vuelto a saberse más de él. El día de mi boda, al llegar a casa de mi madre, Mary abrió el sobre que me había dado Machín. Cayeron sobre la mesa una porción de papeles. Eran acciones de minas, títulos de la Deuda..., una fortuna. Entre ellos había una carta que decía...
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