Las inquietudes de Shanti Andía: 114
none Pág. 114 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro quinto Pío Baroja -Nada; ha preguntado por usted, ha dejado el paquete y se ha ido. -¿Le has visto luego en la carretera? -No. -¿Ha pasado la diligencia en seguida? -Sí; no ha tardado mucho. -¿De manera que se ha podido marchar en el coche? -Sí, muy bien puede ser. A la mañana siguiente, cuando pasó Samson, el cochero, le pregunté si recordaba las señas de un hombre con una caja, que había venido en el coche el día anterior; pero no recordaba más que de un carnicero con una cesta y de una mujer con un saco. No tenía mucha confianza en Samson, porque era hombre muy marrullero, y no quise preguntarle más. Hablé del caso a Garmendia, el farmacéutico, y éste me dijo: -Lleve usted la caja a la botica, y veremos lo que tiene dentro. Por la noche la cogí y la llevé. -Indudablemente, aquí, si hay algo peligroso, debe estar en abrir la caja con la llave. Vamos a atacarla por otro lado. Garmendia...
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