Las inquietudes de Shanti Andía: 101
none Pág. 101 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro cuarto Pío Baroja -¡Callaos! -dijo el capitán. El barco de guerra se dio cuenta de la estratagema y comenzó a dispararnos cañonazos; pero sólo nos hicieron sus granadas algún agujero en las velas. Tristán, el de la cicatriz, propuso que contestóramos con el fuego de uno de nuestros cañones, pero el capitán le ordenó enmudecer. A la mañana siguiente sacamos velas del pañol y sustituimos las que llevábamos rotas. La suerte hizo que amainara el viento; navegábamos con una gran lentitud; íbamos desviados del derrotero general de los buques intencionadamente. De pronto, al caer de la tarde, vimos que aparecía el crucero inglés. -Lo que yo me temía -murmuró el capitán-. Estas cosas tienen segunda parte. El navío se encontraba en aquel momento en mejor situación que nosotros, y pudo acercarse con relativa rapidez. Nosotros largamos todas las velas y tiramos los cañones al mar para...
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