Las inquietudes de Shanti Andía: 059
none Pág. 059 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro tercero Pío Baroja -¿Por qué? -Porque me la ha recomendado la hermana de don Benigno, el vicario, y es de confianza. -Bueno; pues mañana, haga la cena la muchacha o la hagas tú, se ha de cenar a las siete. Al día siguiente, la cena estaba a las ocho. Recalde rompió dos o tres platos, dio puñetazos en la mesa, pero no consiguió que se cenara a las siete, y cuando la Cashilda le convenció de que allí se hacía únicamente su voluntad, y que no había ningún capitán ni piloto que le mandara a ella, para remachar el clavo acabó diciendo a su marido: Aquí se cena todos los días a las ocho, ¿sabes, chiquito? Y si no te conviene, lo que puedes hacer es marcharte; puedes ir otra vez a navegar. Y la Cashilda, mientras decía esto, le miraba a Recalde sonriendo, con sus ojos azules. Recalde, el terrible Recalde, comprendió que allí no estaba en su barco, y se fue a navegar. Este caso, ocurrido con mi...
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