Las inquietudes de Shanti Andía: 028
Capítulo XII - Nuestra gran aventura 028 Pág. 028 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro primero Pío Baroja Cuando vi que el Stella Maris quedaba abandonado, se me ocurrió el proyecto de ir hasta él y reconocerlo. Tenía la ilusión de que, por una casualidad, pudiese quedar a flote. Al exponer mi plan a Zelayeta y Recalde les produjo a los dos entusiasmo y asombro. Decidimos esperar a que cesaran las lluvias; tuvimos que aguardar todo el invierno. Las fantasías que edificamos sobre el Stella Maris no tenían fin: lo pondríamos a flote, llevaríamos a bordo el cañón enterrado en la cueva próxima al río, y nos alejaríamos de Lúzaro disparando cañonazos. Un día de marzo, sábado por la tarde, de buen tiempo, fijamos para el domingo siguiente nuestra expedición. Yo advertí por la noche a mi madre que íbamos los amigos a Elguea, y que no volveríamos hasta la noche. El domingo al amanecer, me levanté de la cama, me vestí y me dirigí de...
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