Las dos gracias : 04
Capítulo IV 04 Pág. 04 de 04 Las dos gracias Fernán Caballero Ocho años habían pasado y Ramón estaba en vísperas de concluir su carrera. Todos los veranos había venido a pasar las vacaciones con su madre y hermana, las que suspiraban por esta época, la sola animada y variada en su monótona existencia. Con Ramón, que era alegre, entraba la vida y el movimiento en aquella casa, en la que se le aparecía la suave imagen de su hermana Gracia, entre el lecho de una madre doliente y postrada, y la cuna de un niño enfermo y débil, como una vestal que a un tiempo reanimase el fuego próximo a extinguirse en la ceniza, y amontonase combustible para avivar una chispa que no tuviese fuerza para arder. Así había pasado Gracia su corta vida, por haber quedado su madre desde la muerte de su marido y su último parto baldada. Gracia no era hermosa, porque el cuidado moral y material de enfermos y un perpetuo encierro, no embellecen la persona aunque santifiquen el...
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