«¿Qué seguros consejos vas buscando...?»
¿Qué seguros consejos vas buscando, desgraciado corazón, asqueado de vivir? Amigo de llantos y enemigo de reír , ¿cómo soportarás los males que te aguardan? Apresúrate, pues, hacia la muerte que te espera, aunque para tu mal prolongues los días; tanto más lejos se halla tu deleitosa estancia, cuanto más quieres huir de la muerte incitante. Con los brazos abiertos sale al camino, llorándole los ojos por exceso de gozo; el melodioso canto de su voz escucho, que dice: «Amigo, sal de casa ajena. Tomo placer dándote mi favor, que jamás tuvo hombre nacido, pues rehúyo a quien me llama, tomando sólo a quien huye de mi rigor.» Llorándole los ojos, la cara aterrada, mesándose el cabello con grandes alaridos, la vida quiere darme heredades y el señor de estos dones quiere que sea, gritando con voz horrible y dolorosa, cual la muerte llama al bienaventurado; ya que para quien está avezado al sufrimiento, la voz de la muerte le será melodiosa. ¡Cómo me maravilla la...
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