«Busquen las gentes fiestas con alegría...»
Busquen las gentes fiestas con alegría, alabando a Dios, entremezclando deportes; que plazas, calles y deleitosos jardines se llenen con los relatos de grandes gestas; y vaya yo los sepulcros buscando, interrogando a las almas condenadas, que me responderán, pues no están acompañadas sino por mí en su perenne lamento. Cada cual busca y quiere a su semejante; por esto no me agrada el trato con los vivos. Al imaginar mi estado, se tornan esquivos; como de hombre muerto, de mí toman espanto. El rey ciprio, prisionero de un hereje, no es a mis ojos desventurado, pues lo que quiero jamás será logrado; de mi deseo médico alguno podrá curarme. Como Prometeo, a quien el águila come el hígado y siempre brota de nuevo la carne, y jamás termina el pájaro de devorar; más fuerte dolor que éste me tiene asediado, pues un gusano me roe el pensamiento, otro el corazón, y de roer no cesan, y su trabajo no podrá interrumpirse sino con aquello que es imposible de lograr. Y si la...
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