La princesa y el granuja : 14
La princesa y el granuja : 14 de Benito Pérez Galdós Se quedó solo y en obscuridad profunda. Quiso gritar y no tenía voz. Quiso moverse y carecía de movimiento. Era piedra. Lleno de congoja esperó. Vino por fin el día, y entonces Pacorrito se vio en su antigua forma; pero todo de un color, y al parecer de una misma materia, cara, brazos, ropa, cabello y hasta los periódicos que en la mano tenía. «Ya no me queda duda -exclamó llorando por dentro.- Soy mismamente como un ladrillo.» Vio que frente a él había un gran cristal con algunas letras del revés. A un lado, multitud de figurillas y objetos de capricho le acompañaban. «¡Estoy en el escaparate!... ¡Horror!» Un mozo le tomó cuidadosamente en la mano, y después de limpiarle el polvo, volvió a ponerle en su sitio. Su Alteza Serenísima vio que en el pedestal donde estaba colocado, había una tarjeta con esta...
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