La lucha por la vida III: 076
none Pág. 076 de 127 La lucha por la vida III Segunda parte Pío Baroja El verdugo se levantó para dejar las correas, cantando: Mala puñalá le den. Mala puñalá le diera. -Como uno de los tio de la taberna de esta calle -siguió diciendo al volver a sentarse-,que solía jugar a la brisca conmigo, y como é natural, una vese ganaba y otra perdía. Y la otra ve, porque perdió cuatro jugás seguías, me dijo: «Dio me libre de su mano de usté, ¡compare!» ¡Molé!; si yo ya sé que soy el verdugo; si yo ya sé que tengo un ofisio mardesío... Se veía que el hombre se rebelaba contra su ignominia. Luego le pasó el arrechucho y siguió diciendo: -¿Y luego qué porvení tenemo lo verdugo? Na; no tenemo jubilasión, y cuando uno e viejo, como el maestro Lorenzo, de Graná, que el pobretico no tiene fuersa ni para mové el torno, a morirse de jambre. El verdugo de Fransia, sí, ése está bien; ése tiene treinta mil reale y jubilasión. A mí, si me dejasen, haría...
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