La lucha por la vida III: 009
none Pág. 009 de 127 La lucha por la vida III Prólogo Pío Baroja -No hay que pararse. Al que se pare le voy a dar dos palos -y después añadía, sonriendo y haciendo molinetes con una garrota que acababa de cortar-: ¡Arriba, chiquito! Terminó la subida por el lecho del torrente y pudieron descansar en un abrigadero de la montaña. Se divisaban desde allá extensiones sin límites, cordilleras lejanas como murallas azules, sierras desnudas de color de ocre y de color de rosa, montes apoyados unos en otros. El sol se había ocultado; algunos nubarrones violáceos avanzaban lentamente por el cielo azul. -Tendrás que volver con nosotros, chiquito -dijo el guardia de los bigotes-; se barrunta la borrasca. -Yo sigo adelante -dijo Juan. -Tanta prisa tienes? -Sí, no quiero volver atrás. -Entonces, no esperes; vete de prisa a ganar aquella quebrada. Pasándola, poco después hay un chozo donde podrás guarecerte. -Bueno. ¡Adiós! -¡Adiós, chiquito! Juan estaba...
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