La lucha por la vida I: 058
none Pág. 058 de 97 La lucha por la vida I Tercera parte Pío Baroja Cuando entraba en la taberna llevaba el corazón oprimido y la cabeza pesada y llena de ideas feas, y a medida que iba bebiendo -sentía que el corazón se le ensanchaba y respiraba mejor, y los pensamientos alegres se le metían en la cabeza. Luego, al salir de la taberna, por más esfuerzos que hacía, le era imposible conservar la seriedad, y la risa le retozaba en los labios. Entonces llegaban a su memoria canciones de su tierra, y las cantaba, llevando el compás al andar. Mientras iba por las calles céntricas caminaba derecho; pero cuando llegaba a las callejuelas apartadas, a las avenidas desiertas, se abandonaba al placer de trompicar y de ir haciendo eses, dando un encontronazo aquí y un tropezón allá. En aquellas horas todo le parecía al alemán grande, hermoso, soberbio; el sentimentalismo de su raza se desbordaba en él y comenzaba a recitar versos y a llorar, y a cualquier conocido...
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