La lucha por la vida I: 015
none Pág. 015 de 97 La lucha por la vida I Primera parte Pío Baroja Uno de los comisionistas, el enfermo del estómago, exasperado por el aburrimiento, el calor y las malas digestiones, no encontró otra distracción más que insultar y reñir a Manuel mientras éste servía la mesa, viniera o no a cuento. -¡Anda, ganguero! -le decía-. ¡Lástima de la comida que te dan! ¡Calamidad! Esta cantinela, unida a otras del mismo género, comenzaba a fastidiar a Manuel. Un día el comisionista cargó la mano de insultos y de improperios sobre Manuel. Le habían enviado al chico por dos cafés, y tardaba mucho en venir con el servicio; precisamente aquel día no era suya la culpa de la tardanza, pues le hicieron esperar mucho. -Te debían poner una albarda, ¡imbécil! -gritó el comisionista al verle entrar. -No será usted el que me la ponga -le contestó de mala manera Manuel, colocando las tazas en la mesa. -¿Que no? ¿Quieres verlo? -Sí. El comisionista se levantó y...
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