La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto XXII
La Divina Comedia El Purgatorio: Canto XXII de Dante Alighieri Habíamos ya dejado atrás al ángel, al ángel que al sexto giro nos llevara, que del rostro una seña me borrara; y a los que tienen de la justicia el deseo beatos los llamara, y cuyas voces “sitiunt”, sin más, nos propusieron. Y más leve que por las otros huecos caminaba yo, tal que sin fatiga alguna seguía a arriba a los espíritus veloces; entonces Virgilio comenzó: Amor, de virtud inflamado, siempre a otro inflama, con tal que la llama se vea afuera; por eso desde que descendió a nuestro limbo del infierno Juvenal, quien tu afecto me hizo patente, mi benevolencia hacia ti fue tal como nunca fue hacia ninguna otra persona, y así ahora me son cortas estas escalas. Mas dime, y como amigo perdóname, si la mucha confianza afloja el freno, y como amigo ahora conmigo razona: ¿cómo pudo hallar en tu seno lugar la avaricia, en medio de tan buen sentido del que por tus estudios y cuidados estuviste...
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