La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto XIII
La Divina Comedia El Purgatorio: Canto XIII de Dante Alighieri Nos hallábamos en la cima de la escala, donde un segundo giro restringe la montaña que, subiendo, a otros sana. Allí también una cornisa la ciñe en rededor, como a la primera; sólo que su arco más corto repliega. Sombras no tiene, ni diseños semejantes: vese la cuesta y vese la plana senda con el lívido color de la piedra. Si aquí por preguntar gente se espera, razonaba el poeta, temo que quizá mucho tardaremos en elegir la senda. Luego fijos los ojos en el Sol puso; volvióse al derecho lado, tomó apoyo y avanzó la izquierda parte. ¡Oh dulce luz! en ti confiando ingreso un camino nuevo, tú condúceme, decía, como conducir se debe aquí adentro. Tú calientas el mundo, tú sobre él luces; si no hay causa contraria que se oponga, guías han de ser siempre tus rayos. Cuanto en la tierra un milla cuenta, tanto allí habíamos ya andado en poco tiempo, por el querer resuelto. Y hacia nosotros...
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