La Divina Comedia: El Infierno: Canto XXV
La Divina Comedia El Infierno: Canto XXV de Dante Alighieri William Blake: El Infierno, Canto XXV, 16-33, El Centauro Cacus Threatens Vanni Fucci Al fin de sus palabras el ladrón las manos alzó echando higas gritando: ¡Para ti, Dios, que a ti las mando! De allí en más las sierpes fueron amigas porque una se le enroscó en el cuello, como diciendo: No quiero que más digas; y otra le sujetó los brazos de tal modo que no podía con ellos hacer ni un movimiento. ¡Ah, Pistoya! ¡Pistoya! ¿Porqué no decides incinerarte para que ya no más dures, que en el hacer el mal tu simiente triunfa? Por todos los círculos del infierno oscuro no vi contra Dios espíritu tan soberbio, salvo aquel que en Tebas cayó desde los muros. Huyó el ladrón sin más decir palabras; y vi a un rabioso centauro venir clamando: ¿Dónde, dónde está el impío? Marisma no creo que tantas sierpes tenga cuantas tenía desde las ancas hasta donde se hallan los humanos labios. Sobre la...
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