La Divina Comedia: El Infierno: Canto XIV
La Divina Comedia El Infierno: Canto XIV de Dante Alighieri Wiliam Blake: El Infierno, Canto XIV, 46-72, Capaneus el Blasfemo Condolido por el amor de mi lugar natal, me di a recoger la dispersa fronda y a retornarla a aquel cuya voz desvanecía. De allí llegamos al confín donde se parte el segundo recinto del tercero, y donde se ve de la justicia horrible arte. A bien manifestar las cosas nuevas, digo que llegamos a un áspera llanura de cuyo manto a toda planta destierra. La dolorosa selva le es guirnalda en torno, como el triste foso a aquella; detuvimos el paso allí, al borde mismo de la playa. El espacio era un arena árida y espesa, semejante a aquella otra que fue del pie de Catón hollada. ¡Oh venganza de Dios, cuánto debes ser temida por todo aquel que lee lo que entonces apareció a mis ojos! De almas desnudas vi un gran rebaño llorando todas juntas miserablemente, y al parecer sujetas a diversas leyes. Supinas yacían en tierra algunas gentes, sentadas...
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