La desheredada : 1-17
La desheredadaPrimera ParteCapítulo XVIIIgualdad.- Suicidio de Isidora de Benito Pérez Galdós Isidora no ponía atención en las cariñosas palabras de D. José. Sintió en su cerebro una impresión extraña, como el rastro aéreo de inmensa caída desde la altura a los más hondos términos que el pensamiento puede concebir. ¡Y qué manera tan rara de ver el mundo y las cosas todas que están debajo del cielo, y aun, si se quiere, el cielo mismo! Cambio general. El mundo era de otro modo; la Naturaleza misma, el aire y la luz eran de otro modo. La gente y las casas también se habían transformado; y para que la mudanza fuera completa, ella misma, Isidora, era punto menos que otra persona. «¿Pero a dónde vamos, hija?» -preguntó Relimpio viendo que andaban y desandaban calles, subían costanillas, y divagaban pasando muchas veces por un mismo sitio. Isidora no le contestaba y adelante seguía, llevándolo como rodrigón. Ella miraba al suelo, él el cielo. Sin saber...
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