La desheredada : 1-13
La desheredadaPrimera ParteCapítulo XIII de Benito Pérez Galdós ¡Cursilona! Serían las cuatro cuando Isidora, acompañada de su padrino, llegó al portal de la casa de Joaquín Pez. Su ansiedad era grande, porque había recibido una elegante esquela en que el viudito de Saldeoro, después de declararse imposibilitado de salir a la calle, invitaba a la señorita de Rufete a venir a su casa, donde sería enterada de una comunicación del Canónigo en que se le enviaba dinero, y de un asunto extraordinariamente importante y venturoso. Los comentarios que hizo Isidora desde la calle de Hernán Cortés a la de Jorge Juan no cabrían en este volumen, aunque fuese doble. ¡De qué manera y con qué fecundidad de imaginación dio vida en su mente a la entrevista próxima a verificarse! Al llegar al portal, y al decir a D. José: «dese usted una vueltecita por el barrio y vuelva aquí dentro de media hora», ya había ella desarrollado en sí misma cien visiones distintas de lo...
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