La delfina y el sistro

17/09/2010 2.309 Palabras

A veces, sin embargo, un destello de amor suele poner una nota menos bárbara en esa terrible realidad de los degüellos. La Delfina y el sistro Ataviada con una corta falda roja, botas de montar y un sombrero ornado con una pluma de avestruz, del que desborda su larga cabellera suelta sacudida al compás del galope, esa hermosa amazona, la Delfina, hija bastarda de un virrey del Brasil, según dicen, ha rendido el corazón de Francisco Ramírez, el caballeresco caudillo de Entre Ríos, a quien acompaña en todas sus empresas. Cada vez que la fortuna le es adversa ella lo reanima con el misterioso sonido de un sistro, del que nunca se desprende y que ejerce un extraño influjo sobre la voluntad de su amante. Tras su invasión a la provincia de Corrientes, el Supremo Entrerriano abrigó, como un inmenso jardín mental, el sueño de un reino propio, instalado entre los vastos litorales. A él incorporaría, incluso, el territorio del Paraguay. Llega un momento, sin embargo, en que...

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