La de los tristes destinos : 38
La de los tristes destinos Capítulo XXXVIII de Benito Pérez Galdós TERESA.- (En una estancia del Hotel Ezcurra, despertando.) Pienso como tú. Vámonos hoy mismo. Aquí ya no hacemos nada. También Úrsula desea volver a su casa. IBERO.- (Saltando del lecho.) Démonos prisa; no perdamos el tren de hoy... A París, a París pronto... Como anoche te decía, voy contento. Toda ilusión de grandezas políticas y militares se me ha ido de la cabeza. Pero te tengo a ti; contigo me conformo; tú eres mi gloria y mi grandeza... TERESA.- (Vistiéndose muy a la ligera.) ¿Y qué me decías anoche de esa revolución que habéis hecho? IBERO.- Empecé a contarte... Pero tú no cesabas de reír y reír con la divertida historia de los Muñoces de Tarancón. ¿Quieres que hablemos otra vez de las fatigas que pasé por los malditos Muñoces? TERESA.- Ahora no: tengo que bañarme... tengo que avisar a Úrsula para que se vaya preparando... Nos vamos hoy. Yo estoy...
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