La Conquista del Perú: 15
La Conquista del Perú de Pablo Alonso de Avecilla XIV - Cajamalca Aunque los peruanos se batieron con la desesperación propia de un pueblo que combate por sus leyes, sus riquezas y sus Dioses, su derrota empero fue completa, y huyeron aterrados a encerrarse en los débiles muros: el campo quedó cubierto de cadáveres, y mil prisionero se quedaron en poder de los vencedores. Fingir ya era imposible; había llegado el instante del rompimiento, y el oro y la sangre habían de correr de un mundo al otro. Los invasores, fanáticos y ambiciosos, no tendrían tampoco otro recurso que la muerte o la victoria, y la batalla de Cajamalca abría una nueva era. Almagro combatiendo, o por mejor decir protegiendo a su adorada Coya, ignoraba la muerte del Inca, y cuando vio su cadáver, acabó de penetrar la reserva de sus compañeros para con él; pero si temía las acusaciones de su adorada, dominado por el fanatismo de su siglo, tal vez no compadecía la suerte del obstinado idólatra....
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