La Cartuja de Parma: III
La Cartuja de Parma: III de Stendhal Fabricio encontró bien pronto a unas cantineras, y el agradecimiento extremado que sentía por su carcelera de B.... le indujo a dirigirles la palabra; preguntó a una de ellas dónde estaba el 4º regimiento de húsares, al que pertenecía. -Más te valdría no darte tanta prisa, soldadito mío -dijo la cantinera, conmovida por la palidez y los hermosos ojos de Fabricio-. Todavía no tienes el puño bastante fuerte para los sablazos que van a darse hoy. Si siquiera tuvieras un fusil, no digo que no podrías soltar tu tiro como cualquier otro. Este consejo disgustó a Fabricio; pero por mucho que empujaba a su caballo, no podía ir más de prisa que el carrito de la cantinera. De vez en cuando el ruido del cañón parecía aproximarse y no los dejaba entenderse, pues Fabricio estaba tan fuera de sí de entusiasmo y de felicidad, que había vuelto a reanudar la conversación. Cada palabra de la cantinera duplicaba su felicidad, porque se la...
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